En la adolescencia, como en otras etapas de la vida, se inicia un progresivo proceso del desarrollo de la personalidad que se manifiesta en cambios no sólo de carácter biológico sino también emocional, que se extiende al ámbito de las relaciones, desarrollándose un sujeto evolutivo diferente.
Durante esta etapa el adolescente abandona su rol infantil y a la misma vez cambia la relación con sus padres y su entorno en este nuevo rol que va a ir adquiriendo poco a poco.
Como todos los cambios no es una tarea fácil hacerse mayor y hace falta tiempo para la adaptación. Para los adultos que les rodean, tampoco es sencillo, ya que deben intentar que sus hijos, aunque no se sientan comprendidos, no se sientan rechazados.
Muchas veces la búsqueda de independencia del adolescente entra en conflicto con las normas que los padres imponen y entonces se rebelan. Por otro lado, esta rebeldía también suele ser una forma de experimentar y conocer el mundo que ayuda al adolescente a conocer sus propios límites.
Cuando los padres se sienten desbordados por los comportamientos de sus hijos y sienten que hay un problema familiar, es el momento de buscar la orientación y el apoyo psicológico para afrontarlo de una manera adecuada.
